Gobernaciones, Corregimientos, Intendencias y
Cabildos.
indicaciones: Los estudiantes se forman en grupos de trabajo
previamente establecidos por el docente acorde con las Inteligencias, leen la información de cada una de las instituciones coloniales que se le presentase ingresan e ingresan a los links relacionados con las
inteligencias múltiples.
Gobernaciones y corregimientos
El avance de los conquistadores y la colonización
obligó a la corona a dividir el territorio en unidades
políticas administrativas, que se denominaron
gobernaciones; generalmente se otorgaron al jefe
de la hueste militar por medio de las
capitulaciones respectivas y, en general,
confirmadas después por el rey como premio y, a
la vez, como único medio de mantener cierto
control sobre el desarrollo de la ocupación. Al
comienzo del período colonial este nombramiento
tuvo un carácter hereditario.
Existieron diversos tipos de gobernaciones,
dependiendo de la naturaleza del territorio
incorporado y del número y la actitud de la
población nativa.
Así, por ejemplo, existieron gobernaciones en Chile, Guatemala, y el norte de México, en donde la permanente resistencia
indígena convertía al gobernador a su vez en capitán general y a la gobernación en capitanía general. Gozaba de
atribuciones de gobierno y justicia, tenía autoridad para encomendar o repartir indígenas y tierras, poseía la jefatura militar
y se beneficiaba de los productos de la región a su cargo. En las gobernaciones se designaron una serie de funcionarios
subalternos; los más importantes fueron los corregidores, originariamente titular del gobierno de una ciudad y su territorio.
El cargo correspondió con el de alcalde mayor en algunas regiones indianas. Para el gobierno de los pueblos de indios se
instituyó un cargo de menor categoría, el corregidor de indios; que fue creado para intensificar la acción civilizadora entre
los indígenas, favorecer su evangelización y evitar los abusos que sobre ellos ejercían a menudo los encomenderos.
Los oficios públicos, considerados al principio como mercedes y recompensas reales a los conquistadores, con el
transcurso del tiempo los más significativos se entregaron a una burocracia asalariada, en la que letrados y nobles
peninsulares tuvieron un gran papel, lo que convirtió a la administración de los territorios americanos en un instrumento
eficaz para afirmar el centralismo monárquico sobre los intereses de las aristocracias locales.
Intendencias
Su función consistía en terminar con el fraude fiscal de contribuyentes y funcionarios, para transformar la recaudación de
impuestos en un proceso honrado y eficiente. En cada provincia era el responsable de los asuntos fiscales y rendía cuentas
al superintendente de la capital virreinal quien, a su vez, lo haría ante el Ministro de Indias de Madrid. Esta nueva estructura
se implantó de modo experimental en Cuba en 1764, y más adelante en todos los virreinatos.
Para 1803 el sistema estaba vigente en casi la totalidad de la América española, con doce intendencias en Nueva España,
cinco en Guatemala, una en Cuba, una en Puerto Rico, cinco en Nueva Granada, una en Venezuela, nueve en Perú, ocho
en el Río de la Plata y dos en Chile. La recaudación de impuestos mejoró notablemente y el funcionamiento administrativo
se utilizó en ultramar; sin embargo, las reformas borbónicas no alcanzaron a rendir los frutos deseados por la monarquía,
debido al estallido de las guerras de emancipación americanas en la primera década del siglo XIX.
Cabildos
El Cabildo integraba el organismo representativo de la comunidad, que velaba por el buen funcionamiento de una ciudad y tenía jurisdicción sobre su territorio. El concejo o cabildo estaba compuesto por los alcaldes o jueces municipales y por los concejales o regidores. Los alcaldes podían duplicarse en las poblaciones grandes; el número de los concejales variaba también de acuerdo con la importancia de las ciudades: en villas y pueblos solía haber de cuatro a seis; en las urbes destacadas ocho; en las capitales virreinales, doce o más. Guaman Poma, El primer nueva crónica y buen gobierno (1615/1616) Los alcaldes ordinarios ejercían su mandato por un año, al igual que los regidores, aunque hubo casos de ciudades con regidores perpetuos nombrados por el conquistador-fundador o por el propio monarca. Durante los siglos XVII y XVIII la Corona, por necesidades económicas, vendió estas plazas al mejor postor.
Sus funciones se abocaron al buen gobierno de la ciudad, el control del presupuesto y de las rentas, el abastecimiento de
alimentos, la persecución de delincuentes y la administración de la justicia local; trabajaba a través de sesiones, algunas de
las cuales eran públicas y otras privadas. En circunstancias especiales se efectuaban cabildos abiertos, donde participaban
los vecinos más connotados.
Para sus tareas integraron una serie de funcionarios, entre los cuales se pueden señalar al alférez real, que era heraldo y
portaestandarte de la ciudad; el depositario general de los bienes en litigio; el fiel ejecutor que era un inspector de pesas y
medidas y de los precios en tiendas y mercados; el receptor de penas que actuaba como recaudador de multas judiciales;
el alguacil mayor que era el jefe de la policía municipal; el procurador general que era el representante de los vecinos ante
el Cabildo; y un escribano o secretario que levantaba actas.
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